No se necesita ser un gran clarividente para adivinar que sólo el vendedor de la tercera situación se consideraría un verdadero vendedor profesional.
PRIMERA ALTERNATIVA: El vendedor sobresaliente empieza a presumir de sus logros y a hablar acerca de los muchos y buenos clientes que ha conseguido a lo largo de su carrera.SEGUNDA ALTERNATIVA: El vendedor se desliga de sus acompañantes y decide no platicar con ellos, quedándose solo. Normalmente, su excusa para sí mismo en esta situación es: “no tienen nada que enseñarme.”
TERCERA ALTERNATIVA: Los demás vendedores le hacen una serie de preguntas relativas a sus ventas. El vendedor con mejores resultados les contesta lo mejor que puede y trata de trasladarles su experiencia, esforzándose en no parecer ni orgulloso ni ostentoso.
Y es que aquí interviene un elemento que lo diferencia de los demás: el gran triunfador, aunque está solo en términos de sus resultados (nadie más está a su nivel) no lo está respecto a sus relaciones.
Además, el profesional tiene un sentido de responsabilidad hacia los demás altamente inculcado (incluso, por eso mismo se dedica a las ventas). Por ello, cuando está en presencia de otros vendedores deseosos de aprender de sus experiencia, aprovecha la situación para comentarles lo mejor que puede algunas de sus mejores ideas.
El profesional tiene bien claro un concepto: ayudando a otros se ayuda a sí mismo.
De hecho, como el gran motivador Zig Ziglar afirma (y le parafraseo): “sólo se pueden alcanzar las cosas que queremos en la vida si ayudamos a un número suficiente de personas a alcanzar lo que ellos desean.”
Adicionalmente, el vendedor ve el hecho de comentar sus experiencias con otros como una oportunidad para revisar sus acciones y encontrar algo en lo que pueda mejorar. Y siempre está la posibilidad de que sus escuchas le puedan aportar asímismo algún conocimiento importante.
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